Mis blogs

Soy lo que podría llamarse un veterano de Internet.

Viví su llegada a los hogares de Argentina allá por mediados de los '90, y desde entonces tuve varios blogs. Este, querido lector, es tan solo uno más.

Entre los blogs que tuve, los hubo personales, con opiniones y pensamientos random. También hubo literarios, en donde escribía cuentos cortos y micro-relatos, tanto solo como colaborativamente con otres bloggers de la época.

He tenido alguno con opiniones políticas a medio cocinar, que fue más por ganas de rantear o de hacer alarde de lo último que había leído de Naomi Klein o de Chomsky (ahh, la adolescencia).

Tuve incluso uno de humor, que empezó como un experimento, una sátira de lo que veía en la "blogosfera", y terminó siendo el más "exitoso" de todos ellos. Se llamaba "Cualquier boludo tiene un blog".

Cualquier boludo tiene un blog

Mi idea era demostrar que cualquier imbécil como uno podía tener un espacio en Internet, sostenerlo con poco esfuerzo y lograr un alcance bastante significativo. Tiembla el mundo de la sociología, lo sé.

Sin embargo, lo que empezó como una broma demostró requerir de un trabajo bastante duro de creatividad, edición y "community management" como le dicen los jóvenes ahora.

Quizás mi perdición fue publicar siempre contenido original, en el sentido literal de la palabra. Todo o casi todo lo que publicaba era algo que se me había ocurrido, que había pensado, redactado, corregido, refinado y calibrado para lograr un efecto en mis lectores.

Funcionó bastante bien durante unos años. Luego fue perdiendo visitas, yo me quedé sin ideas, y no logré escapar el ocaso de los blogs y el advenimiento de las redes sociales.

Hoy la viralidad está estudiada, optimizada, sistematizada y algoritmizada al punto de que el talento de los creadores o la dedicación invertida sobre la generación de contenido es algo totalmente secundario y no tiene una relación directa con la repercusión que consiga.

El legado

Este nuevo blog que comienzo desde cero en 2024 a mis 42 años es posiblemente un experimento también, pero uno menos arriesgado, menos ambicioso. Es más, diría que es un experimento en el sentido opuesto: no importa la difusión, no importa si hay o no lectores, no importan ni siquiera las razones para hacerlo.

Hago este blog porque puedo, porque sé cómo hacerlo, porque creo que tener un blog personal alojado en un servidor propio, gestionado por uno mismo, sin ninguna motivación económica, es un acto de rebeldía.

Creo, al igual que muchas personas, que la Web perdió el horizonte hace muchos años, y mi forma de devolverle un poco de cordura, es volver a las bases: Simplicidad, originalidad, creatividad y respeto por el lector (y por uno mismo).

Gracias por leer.

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